Las respuestas son transversales respecto a la edad, y ponen en evidencia que el objeto del deseo es la imagen de un hombre decididamente masculino, «caballeroso», generoso, dotado de iniciativa, con menos «paranoias» respecto a las mujeres (y por eso alegre, autoirónico, simpático, porque es un poco más sencillo). Un hombre capaz también de dar protección y seguridad. Ninguna ha respondido «un hombre comprensivo»; solo dos se han desmarcado hacia «sensible, empático y amable», adjetivos que se sitúan en clara minoría entre las preferencias.