La inaceptable intimidad de mi cuerpo en tu voz
se rompió muchas veces. Resquebrajó mi espíritu y me hizo
concebir este poema:
para acercarnos, acosarte y bañarme de tu piel
sin permiso ni freno
como si en el amor la palabra con el solo poema compitiera. No
son los nombres
propios sino pasiones propias
ese siempre y su nunca
la curva