Nito dice, entonces:
–¿En serio?
En lugar de decir, como querría:
–¿Pero cómo carajo te creés que vamos a hacer para convencer a todos esos muertos?
Porque, pese a todo, sabe que muchas veces las cosas que querría decir no son del todo razonables. Sabe, en este caso, sin ir más lejos, que si le dijera convencer a todos esos muertos, Carpanta lo llamaría delirante, infradotado o quizá rastacuero porque los muertos –él lo sabe, cualquiera lo sabe– son los sujetos más increíblemente testarudos: que nadie es más difícil de convencer que un muerto