El hombre es el representante del pensamiento, la razón, la verdad, la autonomía; todo aquello que ha sido considerado como bueno por la cultura occidental. Lo que es el reverso de toda esta perspectiva es lo Otro: lo intuitivo, lo pasional, lo engañoso, lo dependiente. El hombre ha rechazado esas características que no quería atribuirse a sí mismo, y las ha adjudicado a lo Otro, esto es, en el caso del análisis de Beauvoir, a la mujer.