En el calendario hay una fecha marcada en la que la comunidad judía debía tener un especial cuidado, la Semana Santa. Durante esos días los cristianos podían dejarse llevar por una furia antijudía que incluso alcanza la extrema violencia y el asesinato sin ningún tipo de respuesta por parte de las autoridades. Esta situación debía ser muy común en toda la Europa cristiana y repetida sin pudor a lo largo de los años.