La aventura de la vida está llena de recovecos misteriosos, sorpresivos, bellos y sumamente trascendentales, un gran amigo mío dice que las tragedias personales son las que dan sentido al mundo, y es cierto, porque las tragedias más grandes se nutren de aquellas que parecen mínimas, pero que son gigantescas. Esta historia me la recomendó Hugo Daniel Camacho, hermano y colega de letras que tuvo a bien dejarse la sensibilidad y hablarme de esta joya de la literatura, novela finalista del Premio Planeta 2006.
Cecilia es la única persona que visita a Silvio, el abuelo de su mejor amiga. Silvio Rendón es un octogenario que dejó su oficio como escritor y se dedicó a los bienes y raíces. A través de una caja de fotografías, Silvio va contando su historia a Cecilia, una historia fascinante contra todo pronóstico, que empieza con Zachary West, un singular norteamericano cuya llegada a Ribanova cambió el destino de quienes le trataron.
Cecilia, por otro lado, sumida en una profunda crisis personal tras perder a su madre y romper con su pareja, encontrará en Silvio un amigo y un aliado para reconstruir su vida mirando el pasado para solventar el futuro.
Ha sido un viaje fundamental para Silvio, para Cecilia y para mí, como lector y espectador, me encontré con una novela llena de mucho humanismo y de muchísima complicidad, una novela que revela los entresijos del tiempo con atemporalidades y saltos que van tejiendo la vida misma; siempre he dicho que una de las formas de hacer justicia al holocausto es contar las historias que existen alrededor de él, porque no se puede olvidar la barbarie, pero si se debe conocer el arrojo, la fiereza y la voluntad de un pueblo que se enfrentó a la extinción y le plantó cara.
Esta novela nos habla de una época del nazismo, pero también de las heridas tan profundas que dejó en quienes vieron la tragedia y también tuvieron que pelear y sostener desde su trinchera una voz que no permitiera apagar las voces que a fuerza de estupideces intentaron silenciar un pueblo, me uno al rezo con la promesa de no olvidar, para no repetir la historia:
"Escucha Dios alemán
Escucha los rezos judíos en los refugios
Armados con armas y bastones
Ante la nada y la noche
Antes de que abandonemos la vida por armas en nuestras manos
Dios todo poderoso
Ante la muerte, ante la noche, ante la caída y el aniquilamiento
Haznos luchar como hombres libres."