Durante varios siglos, la región que describo en este libro fue una frontera violenta y turbulenta definida por los múltiples esfuerzos del imperio español y luego del Estado argentino para derrotar a los grupos indígenas que hasta fines del siglo XIX dominaban el Gran Chaco, la llanura subtropical que hoy cubre gran parte del norte de la Argentina, el oeste de Paraguay y el sudeste de Bolivia. El terreno que había encontrado en mi primer viaje, en 2003, había cambiado de manera drástica desde entonces.