Tareas importantes: Contribuyen con nuestros objetivos a corto y largo plazo. Son obligatorias para nuestro trabajo, responsabilidades y vida personal. No pueden ser omitidas y deberían ser la prioridad. Puede que no necesiten ser realizadas de inmediato, y esto las hace parecer menos importantes. Dicha noción aumenta las probabilidades de que caigamos en la trampa de ignorar lo importante para priorizar lo urgente. Sin embargo, estas son las tareas que tienen un impacto real en tus objetivos finales, y el omitirlas acarrearía repercusiones muy negativas.
Tareas urgentes: No exigen otra cosa que velocidad e inmediatez, y generalmente nos las asigna un tercero. Por supuesto, esto causa una reacción natural que te hace perder el norte. Pueden tener relación con una tarea importante, pero también puede que exijan tu atención inmediata aún sin merecerla. Suelen ser más breves y fáciles de completar, así que solemos concentrarnos en ellas por motivos de procrastinación, y nos permite sentirnos cuasiproductivos a pesar de que estamos ignorando lo que realmente deberíamos estar haciendo. Muchas tareas urgentes pueden postergarse, delegarse a otra persona o ignorarse sin más.
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