La mejor respuesta a las emociones negativas es permitir que se liberen a sí mismas, permaneciendo en la conciencia no dual, libres de ambición y aversión. Si podemos hacer eso, la emoción pasa a través de nosotros como un pájaro que vuela por el espacio: no deja ningún rastro. La emoción surge y luego se disuelve espontáneamente en el vacío.
En este caso, la semilla kármica se manifiesta, sea como una emoción o como una sensación en el cuerpo, o bien como un impulso hacia una conducta en particular; pero como no respondemos con ambición o aversión, no se genera ninguna semilla de karma futuro.