Claudia María Maya F.

De este modo, se ilustra el carácter dialéctico y dinámico de toda significación. En segundo lugar, se reconoce el carácter textual de toda significación y, en tal sentido, la hipótesis de que no existe sintaxis sin semántica

Es decir, la comunicación, no solo le da existencia a la significación, sino que también reconoce el comportamiento a través del cual, dicha significación pierde vigencia y llega a ser superada por otra significación

En tercer lugar, se refuerza la tesis de una realidad construida. Esta última implicación tendrá un enorme valor en el propósito de apostarle a una semiótica emancipatoria, puesto que permite entender que la significación es un campo en disputa

el incalculable poder de las redes sociales para reconfigurar el mundo social y político.

La semiótica, junto con otras disciplinas sociales y humanas como la antropología, los estudios del discurso, la filosofía política, la sociología crítica y la comunicación, tiene el gran reto de ofrecer herramientas teóricas y metodológicas para comprender y explicar la complejidad de los fenómenos sociales e históricos. Sin embargo, más allá de esas explicaciones, la semiótica también sirve para desenmascarar, desde estrategias de deconstrucción de los significados vigentes, aquello que se nos quiere vender o presentar como verdades absolutas; estoy haciendo referencia a los discursos que promueven como necesarias o naturales las guerras, la discriminación, la inequidad. En este contexto, la semiótica puede resultar una disciplina esperanzadora, porque nos permite comprender que otros mundos semióticos son posibles