La ciencia sugiere que pasamos por cuatro fases a medida que comenzamos a concentrarnos. En primer lugar, estamos enfocados (plenamente productivos). Asumiendo que no nos hemos distraído, la segunda fase es cuando empezamos a divagar. La tercera fase sucede cuando nos percatamos de que nuestra mente está divagando3. Esto puede tomar un tiempo, especialmente si no comprobamos con frecuencia lo que está consumiendo nuestro espacio de atención (como promedio, nos damos cuenta aproximadamente cinco veces por cada hora de que nuestra mente ha divagado). Y la cuarta y última, cuando logramos volver al objeto original de nuestra atención