Reconocimiento de la alteridad y la diferencia. El grado más elemental de empatía no es ni mucho menos ponerse en la piel del otro, sino reconocer que el otro tiene otra piel. Que siente y actúa diferente porque tiene otra historia y otras circunstancias diferentes a las propias. Y, seguro que nosotros, con su historia y sus circunstancias, sentiríamos y actuaríamos como él. Este primer nivel trae implícita la renuncia a querer cambiar las emociones del otro, que sería como pretender cambiarle la piel. Sus acciones podemos validarlas o no validarlas, pero las emociones respetamos que sean las que son. A pesar de ser el nivel más elemental, supone un grado bastante importante de empatía. Y tendría que ser la empatía mínima entre los humanos