Desde nuestra cabeza, nuestro tonalli siempre hace preguntas, pues tiene la inquietud del Sol, que nunca se detiene. Pero las personas realmente sabias saben escuchar a su corazón y a todo su ser. Por eso, en la Casa de los Jóvenes enseñamos a nuestros cuerpos a hacerse fuertes, a nuestro pecho a enfrentar los miedos y a nuestro tonalli a guardar silencio”