Pero a Birkhadem no se le gastan nunca las manos, allí llega siempre fuerza fresca. Desde Mali, Nigeria, Camerún, desde todas partes, a diario. Todo inmigración. El africano que cruza el desierto, el sirio que huye de la guerra. La lógica es muy simple: si el trabajo es duro, lo hará la inmigración.