esta manera, hablar de sexo y de género separadamente no es sino un reflejo de la implantada polaridad de nuestro pensamiento tradicional. Cuando, a partir de ahora, hablemos de identidades sexuales, estaremos definiendo estados y posiciones contingentes que afectan tanto a nuestros comportamientos como a nuestra apariencia corporal.
La identidad sexual, aquélla que diseñamos a partir del reflejo especular contrastado con las demandas sociales impuestas, se convierte en un proceso constructivo constante, en una interpretación sin final donde