Yo estaba estudiando arte en Glasgow y ya había comenzado a desilusionarme, todo el mundo dando la vara con el patriarcado y la hegemonía y esas historias que les gustaban a los profesores, que te subían la nota si hablabas así, pero a mí no me podía importar menos la crítica social. La crítica social no es arte para mí. Nunca lo será.