Editorial Clave Intelectual

  • Armando El Guatequehas quoted2 years ago
    No se trata de seguir indagando en los factores biológicos o psicológicos –siempre individuales– que hacen de una persona algo así como una buena madre responsiva, sino de imaginar cómo debería ser nuestro entorno para que a todos nos sea posible ser buenas madres. Necesitamos una organización social en la que ser madre no implique salirse del mundo ni hacer equilibrios imposibles; en la que participar activamente en la vida común no signifique mutilar la experiencia maternal ni externalizar el cuidado; en la que todo el mundo entienda y proteja la importancia de los cuidados. Es cierto que hace falta toda la tribu. Una tribu que nos permita ser madres y ser otras muchas cosas más a la vez; que nos permita elegir de verdad y, en el mismo acto, comprometernos. No una sociedad que nos fuerce a decantarnos por opciones igualmente defectuosas y a dar la espalda a lo que son ingredientes irrenunciables de nuestra constitución como personas
  • Nathalyhas quotedlast year
    Tal vez no sea el primer paso de una revolución, pero sí es, al menos, un movimiento de resistencia.
  • Rafael Ramoshas quoted5 months ago
    En una de las entrevistas recogidas en Borges el palabrista, Esteban Peicovich le pregunta a un Borges ya anciano: «¿Quién es más real para usted, Macbeth o Perón?». Borges responde: «Bueno, Macbeth, desde luego».(1) El conocido desprecio del escritor argentino por el expresidente anima sin duda esta curiosa ontología, pero la idea de que un personaje de ficción pueda ser más real que uno que existió en carne y hueso se relaciona, según Borges, con el hecho de que el destino de todo lo que existe, de lo histórico y de lo ficticio, es transformarse en recuerdo. Una vez igualados dos personajes por dicho destino, uno puede decidir quién le parece más real atendiendo a cuál proyecta una imagen más vivaz y ocupa, en consecuencia, un lugar más privilegiado en su memoria.
  • Luhanahas quotedlast year
    El problema es una sociedad cuyas exigencias son radicalmente incompatibles con las necesidades de los bebés y también con las de quienes cuidan de ellos.
  • Armando El Guatequehas quoted2 years ago
    la maternidad como una decidida aceptación de la interdependencia humana.
  • Armando El Guatequehas quoted2 years ago
    Antes hablé de cómo descubrí que la maternidad implicaba cierto tipo muy peculiar de sometimiento. Desde luego, no es que yo estuviera dispuesta a anularme como individuo, a dejar de lado mis intereses y mi bienestar en beneficio de los de mi hijo. Más bien fue un proceso de aprendizaje de que, juntos, formamos una cierta unidad fuera de la cual el bienestar de uno de nosotros por separado carece de sentido. Y en esa unidad no estábamos solo él y yo. Frente a lo que supone la mitología de la maternidad, no se trata de un cambio excepcional y heroico, ni está motivado –como sugieren los sociobiólogos– por un cóctel de hormonas genéticamente programado. Lo que ocurre, más bien, es que la experiencia de la maternidad tiene la capacidad de reconciliarnos con la base misma de las decisiones éticas. El cuidado de un niño exige tal grado de compromiso, material, social y emocional, que ni siquiera nuestra sociedad líquida puede ocultarlo por completo. La maternidad nos acerca a la normalidad moral; es el individualismo consumista el que nos sitúa en un estado de excepción que genera dilemas atroces
  • Armando El Guatequehas quoted2 years ago
    Ciertas corrientes del feminismo han denunciado la identificación de ser mujer y ser madre. Pero si algo falla en esa identificación es, a mi modo de ver, que tiene poco alcance. No son solo las mujeres las que deben ser madres, son también los hombres. No en el sentido biológico, por supuesto, sino en el político y moral: todas las personas, hombres y mujeres, tenemos la responsabilidad y la obligación de cuidar unos de otros. Y con ella, el deber de construir un marco social en el que poder cuidarnos, en el que poder repartir y compartir esos cuidados. En el que la vulnerabilidad sea asumida a fondo y entendida en todas sus consecuencias. Es nuestra responsabilidad evitar que el mercado nos venda una falsa respuesta a esta cuestión.
  • Armando El Guatequehas quoted2 years ago
    El higienismo creó y legitimó la figura del experto en cuidado infantil, una profesión profundamente ambigua desde su nacimiento. Los higienistas creían en el progreso y despreciaban la tradición. Combinaban en distinto grado una preocupación sincera por las altas tasas de mortalidad infantil, una abierta desconfianza respecto de las capacidades de las mujeres –especialmente las de clase obrera– para cualquier cosa (incluida, pues, la crianza de los hijos) y el afán por afianzar la autoridad de la profesión médica.
    Aunque pusieron solución a algunos problemas estructurales de las ciudades, la labor de los higienistas consistió en buena medida en reducir los grandes conflictos sociales de la época a problemas individuales. Los nuevos expertos tendían a subrayar las negligencias personales –reales o imaginadas– y a infravalorar la dimensión estructural de las dificultades a las que se enfrentaban. Para los higienistas la causa principal de la mortalidad infantil siempre parecía ser la ignorancia de los adultos a cargo de los niños, y especialmente de las madres. El enfoque científico de la crianza se mostraba ciego al hecho incontrovertible de que para las madres trabajadoras era materialmente imposible criar bien a sus hijos en las condiciones sociales en las que se encontraban. Así surgió lo que se ha convertido en la pauta común de la literatura de consejos sobre crianza: la culpabilización de las madres
  • Armando El Guatequehas quoted2 years ago
    Desde el momento en que se nos hurtan las fuentes tradicionales de conocimiento, necesitamos que alguien nos diga cómo hacer las cosas. Y a medida que surgen más voces que ofrecen sus saberes, nos vamos sintiendo cada vez más acosados por la incertidumbre, más ansiosos por encontrar a alguien que nos diga lo que de verdad debemos hacer
  • Armando El Guatequehas quoted2 years ago
    Una vez más, las intervenciones del experto no cuestionan las condiciones en las que madres y padres intentan dar lo mejor de sí. Y como siempre, se aleja la posibilidad de abrir el debate político y económico de calado en el que debería convertirse el tema de la crianza y la conciliación.
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