Durante el arranque de la computadora, entre una y otra operación del aparato, la pantalla funde a negro por un segundo y Gori se ve reflejado: el cuerpo echado hacia atrás, la taza dando calor a sus manos, su nueva cara, afeitada y pulcra. Si fuera el personaje de una historieta, no sería el superhéroe sino su contacto en el departamento de policía