La llegada de los sandinistas al poder -relata Krauze-, el recrudecimiento de la represión militar en Guatemala, el ascenso que parecía incontenible de la guerrilla salvadoreña, el asesinato del obispo Óscar Arnulfo Romero, amigo de Samuel Ruiz, todo apuntaba a la necesidad de ensayar “la lucha al golpe”. Fue entonces, en 1980, cuando la diócesis creó un brazo doctrinal más militante. Se llamó Slop. Según diversos testimonios, el ingreso en 1983 a la selva de los futuros dirigentes del zapatismo no hubiese podido llevarse a cabo sin la aquiescencia de hecho de Slop. Y el éxito posterior de los guerrilleros tampoco sería explicable sin el concurso activo (eco-nómico, según algunos) de DESMI.