Lídia Álvarez Grifoll

Se abrazaban con palabras

Y de repente supo con una certeza absoluta lo que tenía que hacer

Moira —murmuró para sus adentros.
La palabra griega que significaba «destino

Maria cruzó las manos. «Una palabra más y le arranco los

conocía a la perfección el vértigo que producía la felicidad

Además, era un verdadero inculto. Y, sin embargo, la había atrapado con su personalidad; lo encontraba encantador, inteligente y gracioso, y le gustaba estar en su compañía. También le gustaba su perseverancia; no dejaba de cortejarla sin importarle que ella lo tratara con brusquedad. Pero

En una ocasión en la que

Algunas de las mujeres que conocí en esa época me dijeron que el dinero y el sexo se entretejen de manera inseparable

Dígame: ¿dónde empieza la infidelidad? —Onassis se golpeó el pecho—. ¿Aquí, en el corazón? ¿O en la cama, cuando se toca lo que se desea tanto que se piensa en ello noche y día