Sus besos cosieron mis heridas, cambió lágrimas por sonrisas. Hizo de su abrazo mi refugio.
Consiguió crear un corazón nuevo con los pedazos que nos quedaban. Aterrizó en mi vida y no ha vuelto a despegar. Y, si de mi depende, no lo hará más.
Si todas las personas fuésemos como puzles y viviéramos tratando de encontrar la pieza que lo completa, nosotros somos las dos piezas perdidas de un mismo puzle que por fin se han reunido.