Esta idea de lo expandido bebe, en nuestro caso, de la influencia de la crítica de arte Rosalind Krauss, 2 quien acuñó la noción de «escultura en el campo expandido». Según esta noción, más allá del previsible objeto escultórico convencional –el correlato del plato en gastronomía–, que se exhibe en un museo, sobre un pedestal, otras formas (pasillos llenos de monitores, rayas gigantescas trazadas sobre la arena del desierto, montones de carbón en almacenes abandonados, etc.) han adquirido, gracias a corrientes estéticas vanguardistas como el pop art, el body art o el land art, la condición de esculturas, haciendo de este término algo «infinitamente maleable». La gastronomía expandida entenderá como gastronómicas realidades que, desde la visión restrictiva del plato, no lo serían.