De este modo, el autor desarrolla una lectura histórico-intelectual para definir el Estado no solo como un aparato de «organización del poder» (Herrschaftsordnung), es decir, no reducido a simple órgano con el monopolio legítimo de la violencia (Gewaltmonopol), o a la fórmula schmittiana-hobbesiana del protego ergo obligo como cogito ergo sum del Estado, sino, principalmente, como un «orden de la libertad» (Freiheitsordnung) que se produjo en el proceso de secularización en Occidente.