carrera. En la primera semana de orientación jamás habría imaginado que la barbie que me había tocado como compañera se convertiría en mi mejor amiga. Entró en la habitación pavoneándose como una modelo sacada de una campaña de Ralph Lauren, tan segura de sí misma y seguida por su perfecta familia de anuncio. Poco a poco, se apoderó de todo lo que había en el cuarto, las paredes de ladrillo pintado y el poco espacio del armario. La observé como la niña torpe y desgarbada que era por aquel entonces, y me estremecí ante la idea de tener que recordar cada mañana que era inferior a esta bella criatura