porque cuando las ideas son descuidadas por los que debieran preocuparse de ellas —es decir, por lo que han, sido educados para pensar críticamente sobre ideas—, éstas adquieren a veces un carácter incontrolado y un poder irresistible sobre multitudes de seres humanos que pueden hacerse demasiado violentos para ser afectados por la crítica de la razón