¿Por qué nunca tuve el valor suficiente para decir: “Dudo que Bujarin sea un saboteador, un asesino, un provocateur”? En el momento de la votación, levanté la mano. Y después firmé. Hice un discurso, escribí un artículo. Y todavía creo que mi vehemencia era genuina. Pero ¿dónde estaban, entonces, mis dudas, mi confusión? ¿Qué es lo que trato de decir? ¿Que soy un hombre con dos conciencias, o que hay en mí dos hombres, y cada uno tiene su propia conciencia? ¿Cómo entenderlo? ¿Acaso no ha sido siempre así para todos y no sólo para mí?»