Nuestra cultura, especialmente nuestra cultura occidental, urbana, industrial y consumista, nos ha rodeado tan efectivamente que hemos fracasado a la hora de reconocer el mensaje evidente de la Biblia en lo relativo a la creación y nuestro lugar en ella. Ahora, por fin, nos vemos obligados a pensar de nuevo, mientras nos enfrentamos al daño que nuestro modo de vida le está causando al planeta.