educación consiste, precisamente, en adquirir la «soberanía personal», en «dirigir con sentido la propia vida», según la magnífica definición de Francisco Giner de los Ríos. Soberanía personal para hacer en cada momento lo que nuestra conciencia nos indica, para ser «nosotros mismos», ciudadanos que participan, que asienten o disienten, que proponen.