Claro que, por otra parte, había muchos más que, enfrentados con una catástrofe social que no entendían, empobrecidos, explotados, hacinados en suburbios en donde se mezclaban el frío y la inmundicia, o en los extensos complejos de los pueblos industriales en pequeña escala, se hundían en la desmoralización. Privados de las tradicionales instituciones y guías de conducta, muchos caían en el abismo de los procedimientos de la mano a la boca.