Definimos relación de reciprocidad como la estrechísima conexión entre dos o más personas; esto también requiere que cada persona mantenga su individualidad en esa relación. En una vinculación basada en la relación de reciprocidad, los compañeros aportan verbal y/o no verbalmente sus experiencias y emociones; son conscientes de sus diferencias y las aceptan, y llegan juntos a un nuevo nivel en el que cada persona adquiere nuevos conocimientos sobre sí misma y sobre el otro. Además de moldear un nuevo aprendizaje para todas las personas implicadas, la relación de reciprocidad se expande como ondas concéntricas en el agua a medida que las personas implicadas revelan su nuevo conocimiento a otras en nuevos contactos, etc.
La relación de reciprocidad también existe a un nivel más global: hay conocimientos profundos innatos sobre cómo la vida en la tierra es un proceso de interacción con todos, y a pesar de las diferencias, como las que existen entre un mosquito y un elefante, todas las formas de vida dependen de esa coexistencia, que ofrece una experiencia de la interacción global con todos.
La parte espiritual de la relación de reciprocidad se acerca a esta descripción, pero también implica la interacción con el inconsciente colectivo y con lo que llamamos energía espiritual-energía vital o Yo Superior.