Joshua Cohen

Golda Meir, que había crecido en Wisconsin pero tenía padres inmigrantes

Esta es la historia del Vándalo que iba dando zancadas conmigo, el Vándalo que iba dando zancadas por delante de mí, a pesar de que no sabía adónde iba; un solitario sin brújula en las tundras nevadas, un artista del desenfundar deprisa, con capucha y sombrero de castor, mitones sin pulgares, bufanda deshilachada y unos zapatos de cordones blandengues con una suela suelta que parecía un labio de caballo.

—Una vez leí una cosa sobre los kibutz de Israel.

—Los kibutzim, por favor. Plural.

Voy a intentar decirme a mí mismo que es un trabajo honorable, aunque también es arduo, agotador y francamente carece de recompensas. Que, por cierto, es lo que se suele decir a la gente para convencerla de que haga trabajos difíciles e importantes pero mal pagados, como recoger la basura o combatir en la guerra: les dicen, sí, pero es honorable.

la Historia, y siento comunicarles esta mala noticia, no siempre es de fiar. Y los judíos, cuya vida misma era la comunicación de las palabras de Dios de generación en generación, y de fe en fe, saben esto mejor que la mayoría. Y es porque han vivido bajo gobernantes extranjeros. Su Historia en tierras cristianas es Historia cristiana; su Historia en tierras musulmanas es Historia musulmana; escrita por gentiles bajo el patronazgo de unos déspotas que insistían siempre en recibir los halagos, o por lo menos insistían en tener el rol central. Los judíos fueron los primeros en entender la imposibilidad de una verdad compartida por todo el mundo.

lo único posible era una verdad compartida por la gente dominante, por el grupo, subgrupo o familia que tenía el poder.

Este descubrimiento produjo una firme distinción en el seno de la cultura judía entre la preservación y la interpretación, que es el anuncio psíquico del trauma que causa el fanatismo de la exactitud.

los judíos se vieron exiliados y oprimidos y se les negó el derecho a gobernarse a sí mismos. En el exilio, donde los gentiles escribían la Historia que los judíos tenían que sufrir, ¿acaso podían importar los detalles?

con cada repetición anual de una festividad—, más se traía el pasado al presente, hasta que pasado y presente quedaron esencialmente fundidos, y cada año pasó a ser idéntico al anterior, y todos los sucesos contemporáneos entre sí.

Miren, por ejemplo, Sion