Rodolfo Alpízar Castillo

Cuente cómo fue, quiero las cosas que fueron y como fueron. Esas que nos llenan de nostalgia...

Mi pasado me pesa: mi infancia murió temprano,

hay que entrar en ella y salir de ella, alejar a los que nos quieren consolar, aceptar pésames por una porción del alma que ni llegó a fallecer.

entiendo: una buena manera de esconder la tristeza es cubrirnos de carne. El sufrimiento es fatal cuando alcanza los huesos. Llegada ahí, la tristeza se apresura en volverse esqueleto.

La vida es tan simple que nadie la entiende.

porque futuro es una cosa que, existiendo, nunca llega a haber. Entonces yo me vuelvo suficiente del actual presente.

LA INFELICIDAD da una trabajera peor que enfermedad

fue. Yo era muchacho, creía que todo tenía remedio. La salida de mi viejo fue la primera creencia de que en esta vida ciertas cosas no tienen enmienda

SOY FELIZ NADA MÁS QUE POR PEREZA. LA INFELICIDAD da una trabajera peor que enfermedad: hay que entrar en ella y salir de ella, alejar a los que nos quieren consolar, aceptar pésames por una porción del alma que ni llegó a fallecer.

—¿La vida, doña Luarmina? La vida es tan simple que nadie la entiende.