Tal vez sí, pero me gusta poner a prueba mi zona de confort, aprender cosas nuevas y adaptarme a nuevas situaciones o personas. Siempre y cuando eso no signifique perderme a mí misma, claro –reflexionó un instante y después añadió–. Cuando estés en Roma, haz como los romanos, pero sin dejar de ser tú misma.