Mucha gente hoy en día vive en una sucesión de interiores —hogar, vehículo, gimnasio, oficina, tiendas— desconectados unos de los otros. A pie, en cambio, todo permanece conectado, porque al caminar uno ocupa los espacios entre interiores del mismo modo que uno ocupa esos mismos interiores. Uno vive en un mundo completo en lugar de vivir en interiores construidos contra esa completud.