Porque en el imaginario mexicano una mujercita debe estar encerrada en casa y no debe explorar su cuerpo ni su sexualidad; debe ser casta y pura. Y los extorsionadores, los violadores, los asesinos, los agentes del Ministerio Público, los amigos y la prensa saben que para la opinión pública, si una joven está embarazada y no tiene pareja, ha hecho algo muy malo y se merece lo que venga después.