Benjamin Alire Sáenz

—Ari, el problema no es solo que Dante está enamorado ti. El verdadero problema, para ti, por lo menos, es que estás enamorado de él.

¿Cómo podría haberme avergonzado jamás de amar a Dante Quintana?

A veces pensaba que tener quince años era la peor tragedia de todas.

Yo solo. Estaba enamorado de esa frase.

Una de mis reglas era que más valía estar aburrido solo que aburrido con otro. Básicamente vivía por esa regla. Quizá por eso no tenía amigos.

Uno de los secretos del universo era que nuestros instintos a veces eran más fuertes que nuestras mentes.

—Por eso nos gusta.

—Puede ser —le dije—. ¿Somos pobres?

y quería decirle que en realidad no lo odiaba, era solo que no lo entendía. No entendía quién era, y yo quería, quería tanto entender.

Mis ojos siempre están tristes.

—El mundo no se está acabando, Ari.

Me pregunté cómo se sentía eso, realmente agradarse.