Después de creada Santa Marta por Rodrigo de Bastidas (1525), Pedro de Heredia –fundador de Cartagena de Indias (1533) y gobernador de la región ubicada entre el río Magdalena y el golfo de Darién–, se encontró al sur el valle del río Sinú o Cenú, rico territorio densamente poblado por indios de lengua chibcha que habían desarrollado la mejor orfebrería del continente. En esos santuarios, Heredia se apoderó de esmeraldas y objetos de oro que proporcionaron a los españoles el más grande botín de toda la conquista de América, extraído de lo que sería la zona aurífera más valiosa del imperio colonial español (Antioquia, Chocó y Popayán).