América Josette Daniela Medina Jiménez

Se inclina y me da un beso fuerte a un lado de la cabeza para ser realista

Oh! ¡Podría decirle que moriste!

Ethan solo me mira.

—Fuimos a bucear —le digo, frunciendo el ceño ahora—. Lamentablemente, nunca volviste al barco.

Él parpadea.

—¿Qué?

No esperaba encontrar el punto débil de Ethan, y él deja escapar un ensordecedor y agudo grito que juro que me deja momentáneamente sorda. Es tan alarmante que todos en la furgoneta se giran para averiguar qué demonios estamos haciendo en el asiento trasero.

Ethan y yo estamos comenzando a construir más de estos buenos momentos que malos; eso hace que la balanza se incline en una dirección desconocida.

Estamos tan adoloridos que ni siquiera nos negamos cuando nos acordamos de lo que significaba la parte de «pareja» en los masajes en pareja

—Dijiste que soy sexy.

Ethan Thomas voltea sus ojos. —Tú sabes que lo eres.

Creo que hubiera sido muy iluso de mi parte pensar que alguna vez podría tener esa suerte.

—Te lo dije, no me importa compartir. Se. —Un beso— Trata. —Otro beso—. De los bufés. Y. Yo. Tenía. Razón.

Lo dije con mis ojos cuando saliste de la habitación, solo que no estabas mirando.

—No creo que se avergüence fácil —dijo Magnus—. ¿Has visto su sombrero?