A menudo oímos que se describe la atención plena como un «darse cuenta», pero es mucho más que eso: es darse cuenta con aceptación. Por ejemplo, es posible que te des cuenta de que estás ansioso, pero, si no aceptas la presencia de la ansiedad, no podrás liberarte y seguir adelante. De lo contrario, gastarás mucha energía diciéndote a ti mismo que eres débil o malo, lo cual no te ayudará de ninguna manera.