Nos preguntamos si no es hora de cambiar las categorías de nuestras colecciones y abrirlas a nuevas simbolizaciones que incorporen no sólo la historia de las mujeres, sino también a nuevos sujetos sociales, decolonizar las imágenes, revisitar el canon, incorporar la raza, el mestizaje, la negritud, la infancia, entre tantas otras lecturas relacionales. Complementar la historia del arte, los relatos, los discursos en los que subyacen historias colectivas, requiere de gestos y acciones políticas de recuperación de las memorias. Entre ellas, las de las artistas chilenas y su subjetividad política.