Cuando alguien recibe heridas físicas, los hematomas y las cicatrices son visibles, pero cuando alguien experimenta heridas emocionales o mentales, las secuelas son más profundas. Puedes ver cada noche de insomnio en el reflejo de los ojos, cada lágrima marcada en las mejillas, cada ataque de ira grabado en los pliegues de la frente