—¿Qué te cuentas, Q? —me preguntó Gus.
«Pues nada, estamos repartiendo unos cuantos peces muertos por la ciudad, rompiendo algunas ventanas, haciendo fotos a tipos desnudos, dando una vuelta por rascacielos privados a las tres y cuarto de la madrugada…, esas cosas».