Las tres mujeres que han sentado las bases de este canon literario femenino croata poco consistente —Ivana Brlić-Mažuranić, Marija Jurić-Zagorka y Vesna Parun— tuvieron destinos desgraciados: la primera se suicidó, la segunda murió pobre y abandonada, la tercera, haciendo el payaso, fluctuaba entre las dos opciones de sus precursoras.