Los Cavadores aprovecharon la oportunidad que les brindaban aquellos tiempos tumultuosos para establecer una suerte de protocomunismo cristiano que habría de poner fin al trabajo asalariado, la jerarquía de clases, la desigualdad económica, la propiedad privada, la hegemonía de los terratenientes y el cercamiento de las tierras comunales, que había dejado a buena parte del campesinado en la indigencia. Para lograrlo era preciso implantar el cultivo comunitario de la tierra, que enmendaría a un tiempo la explotación de la tierra y la de la humanidad. En The True Levellers Standard Advanced, publicado en abril de 1649, Winstanley exponía muchas de estas ideas:
Rompe al punto las cadenas de la propiedad particular, repudia el crimen, la tiranía y el robo que deriva de la compraventa de tierras, las posesiones de los terratenientes y el pago de las rentas, y consiente libremente en hacer de la tierra un erario común sin mácula [...] para que todos puedan gozar del beneficio de su creación.