Tiberio Sempronio Graco fue uno de ellos. Hijo de Cornelia y, por tanto, nieto de Escipión el Africano, fue elegido tribuno de la plebe y promovió una ley de reparto de la tierra en el año 133 a. C., pero el Senado envió decenas de sicarios a emboscarlo en la explanada del Capitolio y fue asesinado a plena luz del día a mazazos. Su cuerpo fue arrojado al Tíber, sin recibir sepultura alguna. Su hermano, Cayo Sempronio Graco, elegido también tribuno de la plebe, volvió a intentar poner en marcha las reformas que Tiberio promoviera doce años antes. Fue en ese momento cuando el Senado promulgó por primera vez un senatus consultum ultimum, mediante el cual los senadores daban a sus dos líderes, los cónsules de Roma, autoridad para detener y ejecutar a Cayo Graco y a cualquier otro tribuno de la plebe que promoviera semejantes reformas de reparto de tierras