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Hoja de Lata Editorial

  • Camila Sanchezhas quoted5 months ago
    Como alguien dijo, empieza tú matando a quien tiene intención de matarte. No podemos quedarnos mano sobre mano, sabiendo como sabemos que hay extensiones interminables de tierra que podrían dar acogida a millares de los nuestros,
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    jack Bates, que tenía fama de bribón
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    Me gustaría… ojalá supiéramos qué clase de mujer es.
    —Eso puedo decírtelo yo —comentó Chip con cinismo—. Solo hay dos tipos a elegir. Están las dulces criaturas que se desmayan al ver un revólver y chillan y se agarran a tu brazo si ven a una inofensiva serpiente de jarretera, las mismas que se ruborizan si, por un casual, las miras a los ojos de repente y lloran si no te quitas el sombrero cada vez que las ves a una milla de distancia
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    Bueno, pues entonces es de la otra clase, ¡que el Señor se apiade de La U Alada! Se comprará unas espuelas e intentará echar el lazo, separar a las reses y ayudar a marcar. Igual lleva falda-pantalón, cabalga sobre una silla de hombre y fuma cigarrillos. Intentará ser mejor que los hombres en todo y acabará poniéndose en ridículo. Cualquiera de las dos opciones es mala
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    La señorita Whitmore no era una joven estúpida; la total indiferencia de Chip le reveló todo cuanto necesitaba saber
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    Le han pasado una cuerda alrededor del cuello a ese hombre —susurró en un medio murmullo horrorizado—. ¿Van a colgarlo?
    —Eso parece desde aquí —respondió Chip, avergonzado para sus adentros. De repente le pareció que era perverso y de cobardes asustar a una dama que había viajado desde tan lejos entre desconocidos y que tenía ese gesto cansado en la boca. No era justo; ellos jugaban con ventaja. Si no fuera por la promesa que había hecho a los chicos, le habría dicho la verdad en ese mismo instante.
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    El cautivo cabalgaba dando bandazos, con la cabeza gacha, aterrorizando a Banjo con su comportamiento. Lo que había empezado como una macabra broma ahora ya no lo era
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    No le he preguntado la edad —respondió Chip. Su rostro se iluminó con una breve sonrisa—. En cuanto a su aspecto, no es bizca, ni cuatro ojos. Eso es todo lo que sabría decir de ella.
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    Llevaba en el rancho de La U Alada toda una semana y empezaba a sentir que sus recursos para divertirse, aparte del contingente masculino, que incluía algún elemento prometedor, estaban casi agotados
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    El alma de la señorita Whitmore ardió con resentimiento. A ninguna mujer, ni siquiera a los veintitrés años, le gustaba que la llamaran «solterona», sobre todo, si lo hacía un joven perspicaz de barbilla cuadrada y labios de curva pronunciada
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