ncluso fue ridiculizado por otros colegas de profesión, como Otto Jaeger o Karl Planck,6 que criticaban la crudeza de aquella «enfermedad inglesa» —despectivamente denominada Lümmelei en alemán— que conducía a una disminución de la moral de sus discípulos en un contexto caracterizado por la educación prusiana basada en la obediencia y el castigo.