Me fui al bosque porque quería vivir deliberadamente, afrontar solo lo esencial de la vida y ver si podía aprender de ella lo que tenía que enseñarme, y evitar, cuando fuera hora de morir, descubrir que no había vivido realmente. No deseaba vivir lo que no era vida ya que vivir es sagrado; tampoco quería resignarme totalmente, a no ser que fuera necesario. Quería vivir al máximo y succionar la esencia de la vida.