Burke niega que la belleza sea debida a una adecuada proporción entre las partes, ya que la proporción «se refiere casi por completo a la conveniencia», la cual «se ha de considerar como una criatura del entendimiento, antes que como una causa primaria actuando sobre los sentidos y la imaginación», mientras «la belleza no exige auxilio de nuestro razonamiento»4. No tiene en cuenta la medida, y no tiene nada que ver con el cálculo y la geometría. No hay quien no acierte a ver la relevancia que esta afirmación puede asumir para la arquitectura.