Con treinta y siete años, motivada por una sed de silencio y quietud, Leire Quintana (Bilbao, 1972) decidió dejar la empresa en la que trabajaba e ingresar en un monasterio de clausura, donde pasó cuatro años. Tras ese período, Leire volvió a la vida que había dejado fuera. Como ayuda para adaptarse de nuevo al ritmo frenético de nuestros días, puso por escrito su experiencia. Una canción inesperada es el resultado de ese viaje interior. Actualmente trabaja en una fundación dedicada a la mejora de las condiciones de vida de mujeres y niñas en países en vías de desarrollo.